viernes, 2 de noviembre de 2007

…Es el final…
Dicen que cuando el contenido
queda desprovisto del envase:
es el final.
Yo, que estoy
del otro lado,
que alguna vez rompí el cristal
de la fina pared limítrofe
de aquello que el tiempo
se encarga de gastar
y salí triunfante
luego de cortar
el delgado cordón
que me unía al resto de los mortales:
digo que nooooo!
No es el final.
¿De qué sirve el carnal envase
si cuando menos piensas te abandona?
Si al final de cuentas
perturba el obrar del alma,
la asfixia.
Pisotea sin piedad
cuando persigue un objetivo.

Lo que realmente importa
es lo etéreo,
el suspiro que queda
de aquello que no está…
“el alma”.

María Julieta Salusso

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